20 de Junio de 2014 | Mendoza - Quito (Ecuador)

Fondos Buitre contra la Argentina. Por Roberto Follari.


Columnista del Diario "El Telégrafo" (Quito). 
Es gravísimo; menos mal que el Gobierno en Argentina ha tenido mano firme en el manejo de una deuda externa que heredó de gobiernos anteriores, cuyos mentores están hoy en las oposiciones políticas. Lo cierto es que si el país del Cono Sur obedece la orden judicial de un magistrado estadounidense en favor de fondos buitre, puede prepararse para su liquidación nacional. El cumplimiento es simplemente imposible, dado que implica una erogación impagable.

El gobierno de Néstor Kirchner recibió el gobierno en 2003 con una deuda externa enorme y creciente. Con audacia extraordinaria, encaró la difícil tarea de una negociación con los dispersos acreedores, los tenedores internacionales de bonos de deuda. Mostrando que el país no podía pagar en ningún caso el valor nominal de una deuda asumida de manera irresponsable, tanto por prestatarios como por receptores, consiguió una sustantiva ‘quita’ de casi el 70% del valor de los bonos, y comenzó luego el pago de la nueva suma acordada.

El 92% de los bonos fue pactado con este nuevo precio; solo un 8% no entró en la negociación. De ese porcentaje, una parte menor (1% del total) fue comprado por un fondo buitre a precio vil, y luego el fondo inició -tal cual es habitual para estos grupos del capitalismo parasitario- una acción judicial para reclamar el pago a precio nominal inicial, sin la ‘quita’ acordada por el Gobierno argentino con el 92% de los acreedores.

El problema es que si Argentina paga a esos pocos bonistas el 100%, deberá hacerlo luego a todos los demás, con lo cual la suma a pagar se vuelve sideral, en torno a los 150 mil millones de dólares. Es una suma impagable sin poner el país a remate.

Se llega a esto gracias a los gobiernos neoliberales que contraían deuda irresponsablemente, desde la dictadura a la administración de la Unión Cívica Radical iniciada en 1999, que llevó a la explosión social de 2001. Algunos de sus personeros son los que acordaron que sea la justicia de Estados Unidos la que decida sobre la deuda argentina; y son los que ahora se muestran como antipatria en estado puro, al celebrar la decisión del juez Griesa, y acusar a la Presidenta de no acatar su fallo.

En realidad fue la Corte Suprema de Estados Unidos la que confirmó la decisión de Griesa, absteniéndose de intervenir por sí misma, y desoyendo así a gobiernos como los de México, Brasil, Francia, China, los del Grupo de los 77, y hasta algunas instancias de Estados Unidos. Incluso la voz del Papa fue ignorada.

La presidenta se ha mostrado serena y decidida frente a la situación. Argentina ha venido pagando y segirá haciéndolo, pero acorde a los términos de la deuda reestructurada por la negociación del año 2005. El país no puede aceptar el chantaje de pagar o morir, de pagar a fondos especulativos bajo la amenaza del hambre y la decadencia generalizada.
 
La solidaridad internacional ser hace imprescindible. Mientras no haya una legislación internacional que sancione a los capitales especulativos y sus mentores, será por vía política más que jurídica que nuestros países podrán protegerse de la amenaza del cálculo financiero voraz e implacable.-
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