6 de Agosto de 2013 |

CFK en el Consejo de Seguridad de la ONU, ¿por qué y para qué?


Opinión: Por Guillermo Carmona                                                                     

El canciller brasileño Antonio Patriota se mostró complacido y sorprendido por  la expectativa que ha generado el debate que se desarrollará este martes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Lo expresó en la antesala de la reunión que mantendría minutos después con la Presidenta Cristina, acompañada por quienes integramos su reducida comitiva. El entusiasmo de Patriota se sustenta en motivos concretos: catorce cancilleres de países de distintas regiones y más de cincuenta representantes de estados miembros y no miembros del Consejo de Seguridad han solicitado formalmente hacer uso de la palabra en el debate propuesto, hecho poco común en este tipo de instancias. El tema es convocante y novedoso, sin lugar a dudas: “la Cooperación de las Naciones Unidas con Organizaciones Regionales y Subregionales en el mantenimiento de la Paz y la Seguridad Internacionales” reza el programa oficial. Aunque tengo la fuerte impresión de que lo que mayor interés genera es la presencia de una Presidenta, nuestra Presidenta, de quien todos suponen que tiene cosas importantes –trascendentales, en mi opinión- para decir al mundo. Hablará por nuestro país, como corresponde, pero en esta ocasión lo hará también en representación de países de la región que le encomendaron la misión de plantear temas delicados al Consejo de Seguridad.

La reunión de este lunes con el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki Moon permitió dilucidar algunas pistas acerca de la agenda que llevará la Argentina al debate en el Consejo de Seguridad. En esa ocasión la Presidenta señaló que su presencia en Naciones Unidas implica un reconocimiento a la organización aunque reclamó a los organismos multilaterales mayor eficacia en su desempeño institucional; destacó el rol de  nuestros organismos regionales y subregionales –Mercosur, Unasur y Celac- y la decisión de los estados de nuestra región de preservarla como una zona de paz; insistió con el pedido de mediación de la Secretaría General  en la Cuestión Malvinas resaltando la negativa británica al diálogo; manifestó su preocupación por el cumplimiento del derecho internacional de parte de todos los Estados señalando los recurrentes incumplimientos de las grandes potencias; ponderó la capacidad de resolución de los conflictos en nuestra región mediante la adopción de decisiones por consenso contraponiéndolo al mecanismo del veto de las grandes potencias que integran el Consejo de Seguridad, y promovió profundas transformaciones en su institucionalidad. Para el final dejó los temas más candentes: el incidente padecido por el Presidente Evo Morales en Europa y el escándalo por el espionaje global implementado por Estados Unidos contra organismos regionales, Estados nacionales y millones de ciudadanos de distintos países y regiones.

El Secretario General de Naciones Unidas, cultivando la más refinada cortesía oriental, escuchó atentamente, asintió gestualmente, desarrolló los ejes de las políticas de su gestión y brindó explicaciones a los álgidos temas planteados por la Presidenta. En mi impresión predominó una actitud de atenta escucha y de esmerada gestualidad, de respeto ante una estadista que además de su contundencia conceptual demuestra no andar con vueltas al momento de plantear lo que piensa de la situación internacional.

Para explicar la presencia de CFK en el Consejo de Seguridad hay que tener en cuenta que la Argentina está jugando un papel importante en el contexto internacional. Los que  suponían que nuestro país se caía del mundo y se aislaba no pudieron o no quisieron percibir y comprender que las políticas para alcanzar mayor autonomía respecto de los centros de poder político, económico y financiero mundial, aplicadas desde 2003, en conjunción con una apuesta estratégica a la integración regional implican mayores oportunidades de protagonismo para nuestro país. La Argentina hoy está aprovechando esas oportunidades que hemos construido con mucho esfuerzo en estos diez años. Por eso está hoy la Presidenta en Naciones Unidas, poniendo en valor lo logrado y abriendo brechas de profundas transformaciones en la institucionalidad de los organismos multilaterales de cara al futuro. Se trata de proponer una agenda a desarrollar. Nuestros países no pueden imponerla pero si persuadir de la relevancia e inconveniencia de la postergación de su discusión.

No hay que perder de vista que la solidez que hoy exhibe la Argentina en los foros internacionales viene dada, en buena medida, por la fortaleza que otorgan las propias políticas domésticas y las políticas compartidas con países hermanos de nuestro continente latinoamericano. En esa línea, en la primera jornada de la visita a Nueva York reconocía la situación del país el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo quien destacó los logros económicos y sociales de la actual política argentina.

La política exterior de la Argentina refleja hoy de manera nítida y concreta los valores, los logros y los desafíos de una política nacional y regional que apunta al desarrollo de nuestros pueblos. El éxito de la política exterior argentina es, por ello, el logro del pueblo argentino y del gobierno que lo representa.

Preocuparse y ocuparse de aportar a la construcción de un mundo más justo, multipolar y con instituciones internacionales sensibles a los problemas de millones de personas que sufren la pobreza, la guerra y la falta de seguridad es una tarea que Argentina y Latinoamérica no pueden eludir pensando en el bienestar de nuestros pueblos y de la humanidad toda.